lunes, 28 de noviembre de 2016

LA DESREGULACIÓN FINANCIERA ¿RESUCITAN LOS VIEJOS FANTASMAS?

En el ambiente de incertidumbre que sacude al planeta en los últimos tiempos (Brexit, Crisis de los Refugiados en Europa, Victoria de Donald Trump en Estados unidos), se empiezan a escuchar voces que advierten del peligro de las “vueltas atrás”. Hace unos días Félix Hufeld, presidente de BAFIN (principal regulador financiero de Alemania) advertía de los riesgos que para la economía mundial supondría que el gobierno Americano( con el recién elegido Donald Trump a la cabeza), cediese a las presiones de los lobbies financieros que cada vez se hacen oir más y se procediese a una flexibilización de las leyes que regulan los mercados financieros y controlan al sector bancario. En este engranaje desempeña un papel importante la ley Dodd- Frank, promulgada en EEUU en 2010, tras la crisis financiera y que faculta a las agencias reguladoras federales para restringir la capacidad de los bancos a la hora de hacer inversiones arriesgadas. En su campaña electoral el nuevo presidente Trump anunció su intención de derogarla. Parece ser que no aprendemos de los errores del pasado. En 1999 el gobierno Clinton, cede a las presiones del potente lobbie financiero americano encabezado por el senador Phil Gramnm y deroga la ley Glass-Steagall, promulgada bajo la administración Roosvelt 1933 a raíz de la gran depresión. Conocida como “Banking act”, esta ley pretendía evitar que los excesos de aquella época se repitieran. El conjunto de la legislación surgida después de la crisis del 29 pretendía crear una muralla china que protegiese a los ciudadanos frente a las consecuencias que para la economía del país, supondría la actuación de un sector financiero incontrolado. La ley Glass-Steagal impedía que los bancos comerciales (de cuyos depósitos respondía el estado en caso de quiebra) pudiesen hacer inversiones de alto riesgo, que quedaba reservada a los bancos de inversión. Su derogación abrió el campo de las inversiones a los bancos comerciales, por otro lado, en 2004, bajo la presidencia de George Bush, la SEC (Comisión de bolsa y valores) permitió que los grandes bancos de inversión pudieran ampliar su ratio de deuda sobre capital para que así pudiesen comprar más títulos respaldados por hipotecas, lo que terminó creando la burbuja inmobiliaria y dando paso a la crisis financiera que todos hemos padecido.

Se defendía entonces que la “autorregulación” bastaría, la realidad mostró que no.



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